La necesidad de que Costa Rica cuente con una organización científica abierta al público y a la participación ciudadana ha sido algo que existe desde hace mucho tiempo. El país cuenta con niveles importantes de desarrollo humano, pero no ha podido cuajar un modelo de desarrollo y apertura a la ciencia, haciendo que los pequeños esfuerzos solo recaigan en algunas universidades estatales; privando a los ciudadanos y público en general de recursos y apoyo en materia investigativa y de fomento de las ciencias astronómicas y planetarias.
Desde la década de 1930 algunos pocos ciudadanos y profesionales ya habían iniciado sus primeros andanzas en materia de astronomía observacional y registro de fenómenos; pero todos ellos fueron de forma desorganizada, de esta forma una cultura científica es algo del cual el país centroamericano ha carecido desde siempre.
Durante la década de 1990 se formaron las primeras asociaciones de astronomía observacional, que se contentaron con desarrollar observaciones circunscritas en torno a la mayor universidad del país para aquella época. De esta forma el grueso de la población nacional nunca contó con un órgano que fomentase, desarrollara o financiara actividades en esta materia, por lo cual esta tarea siempre ha estado acéfala.
Durante la década de 2010 miles de ciudadanos empezaron a prestar atención con más regularidad a los fenómenos que deparan los cielos del país, pero aún así todo esto de una forma desordenada. Los pequeños grupos de aficionados a observar al cielo ha persistido muy esporádicamente, y todo ello inspirado a recientes divulgadores científicos que han vuelto a poner sobre la palestra nacional e internacional el resurgimiento de la astronomía, la carrera espacial y la observación del cielo; gracias a esa necesidad un grupo de observadores del cielo y científicos costarricenses sin ligamen alguno con universidades o entes gubernamentales se propusieron la creación de una organización científica de carácter abierta al público en general, para que tome la batuta en esta materia, es así como nace la Sociedad Cosmológica & Planetaria de Costa Rica gracias a la fundación realizada por Homer Dávila, Marco Espinoza, Susana Villegas, Ariel Orozco, Esteban Tames, Nohelia García y otros.
La SCPCR (por sus siglas) es una organización no gubernamental que a través del apoyo de sus asociados, colaboradores, socios y miembros, realiza tareas en el amplio campo de la cosmología y las ciencias planetarias mediante múltiples actividades abiertas al ciudadano común y corriente que ve un interés particular en estos campos de la ciencia, ya sea de forma recreativa, educativa o como científico ciudadano.
La SCPCR sigue ampliando su oferta de actividades, cursos, charlas y servicios a la población en general y se encuentra abierta a establecer relaciones con donantes que busquen hacer crecer la cultura científica y el conocimiento del fascinante mundo de los misterios que esconde el universo.
Historia
Desde la década de 1930 algunos pocos ciudadanos y profesionales ya habían iniciado sus primeros andanzas en materia de astronomía observacional y registro de fenómenos